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Tania Ruiz

Imaginando historias para compartirlas con el mundo

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Casa embrujada

Texto de teatro para 3 adolescentes perfecto para un ejercicio en la clase de secundaria, ya sea para español o teatro. 

La trama es muy sencilla: 3 alumnas están haciendo una tarea en una casa abandonada y descubren que tienen más en común de lo que piensan.

  • 3 actrices
  • 0 actores
  • 20 minutos

CASA EMBRUJADA

de Tania Ruíz

Personajes:

Katia: es la chica más inteligente del salón aunque ella no lo cree y piensa que sus buenas calificaciones son por hacer la tarea y memorizar los datos que necesita para contestar el examen.

Ana: es una alumna promedio, nunca da problemas, pero tampoco hace nada extraordinario.

Priscilla: odia su nombre porque quiere ser una chica ruda, es la que casi nunca hace la tarea y siempre está en problemas, no porque sea mala solo porque está buscando su identidad y “odia” a todos los adultos.

La acción transcurre en la azotea de una casa abandonada, se pueden poner unas sillas para representar el límite de la azotea, debe hacer una maceta o varias en la orilla.

Katia y Ana están esperando a Priscilla. Katia está leyendo unas hojas y Ana está viendo su celular.



Katia: (deja de leer) Priscilla siempre llega tarde, ya pasaron 20 minutos y yo le dije a mi mamá que llegaría en dos horas máximo. (Ana no le hace caso). ¡Ana! ¡Ana! ¿te mandó mensaje Pris?

Ana: no, no me ha mandado nada.

Katia: solo tengo dos horas de permiso, le dije que llegara temprano.

Ana: ¿y nos vamos a tardar tanto haciendo la tarea? El vídeo que nos pidió el profe debe durar 3 minutos.

Katia: pues sí, pero no nos va a salir a la primera, hay que hacer varias tomas… sobre todo si se me olvidan mis diálogos.

Ana: Katia, no se te olvidará nada, te acuerdas de todos los nombres de los ríos, de las capitales y las fechas importantes. Relájate.

Katia: ¿ensayamos?

Ana: ¿otra vez?

Katia: ¿y si le llamas?

Ana: no puedo, no tengo saldo.

Katia: la esperamos cinco minutos más y si no llega empezamos sin ella.

Ana: bueno.

Katia sigue estudiando, Ana regresa a su celular y sonríe con lo que ve. Las dos están muy concentradas, llega Priscilla con una máscara puesta y las asusta. Katia y Ana gritan.

Priscilla: ¡hubiera grabado sus caras de miedo!

Katia: todavía que llegas tarde y con tus tonterías.



Ana: casi tiro el celular por tu culpa.

Priscilla: No aguantan nada, qué aburridas.

Katia: ¿por qué llegaste tan tarde? Me tengo que ir en una hora y media.

Priscilla: ¡ay, perdón! Estaba buscando el disfraz, ya calma tu genio.

Ana: voy a grabar en blanco y negro para que se vea más tétrico. Katia y yo ya ensayamos un poco, me voy a poner aquí, Katia allá y tú sales de ese rincón.

Priscilla: va

Katia: primero hacemos un ensayo, por qué tú no sabes lo que tienes que hacer.

Priscilla: sí sé, camino de allá hasta allá y punto. ¿Para qué tengo que ensayar eso?

Katia: para ver tus movimientos, tienes que verte como una aparición del más allá.

Priscilla: está bien.

Todas se ponen en su lugar.

Ana: La casa embrujada. Toma 1 Acción!

Priscilla: ¿es ensayo o es toma?

Ana: es ensayo! ¡espera tu turno para salir y no hagas ruido! La casa embrujada Toma 2 Acción!

Katia: Soy Katia Elizondo reportando desde una supuesta “casa embrujada”. Los vecinos del lugar se han quejado de ruidos extraños y varias personas aseguran que vieron “una presencia” que desaparece en medio de la nada. ¿Estaremos ante un hecho sobrenatural real o ante la locura colectiva? (se escucha un grito)

Ana: Priscilla! ¡No grites!

Priscilla: son efectos especiales ¿qué no ves películas? Esto va a estar muy aburrido si no pasa nada en los primeros minutos. Y no me digas Priscilla, dime “Picht”

Ana: está bien, “Picht”

Katia: es la introducción, el maestro lo dijo muy claro: debe haber introducción, nudo y desenlace, como en todas las historias.


Priscilla: ¿y la introducción no puede ser emocionante?

Ana: sí puede ¿se te ocurre algo?

Priscilla: pues… ¡qué se vea un asesinato! Mira Ana, tú sales corriendo por aquí y yo te persigo, llegas al borde de la azotea, te tropiezas y caes… entonces vemos tu cuerpo tirado y Katia es una policía buscando al culpable.

Katia: ¿estás loca? La historia no es de policías y asesinatos. Es de una casa embrujada.

Priscilla: ¿y cuándo has visto una casa embrujada sin asesinatos?

Ana: que se vea el asesinato, pero que Katia sea reportera y no policía para seguir con la historia original.

Katia: ¡no! Sin asesinato, ya escribimos el guión

Priscilla: lo escribiste tú solo porque eres la más inteligente, pero nosotras también tenemos ideas.

Katia: no soy la más inteligente y lo escribí porque ustedes no decían nada, solo “sí como tú digas” y se la pasaban perdiendo el tiempo como siempre.

Priscilla: sabes qué, si no hay asesinato me salgo del equipo.

Ana: no, Priscilla. Si te sales nos va a regañar el maestro a las 3

Priscilla: no me digas Priscilla.

Katia: por mí que se salga.

Ana: claro, tú llevas 10 en todo y si nos ponen 0 en esta tarea no te afecta, pero a mí sí y me van a regañar. Mi papá me dijo que si saco 7 me quita el celular.

Katia: ¿entonces vamos a cumplir los caprichos de esta irresponsable?

Priscilla: no son caprichos ni soy irresponsable. Sabes qué, me largo, ya me hartaron ustedes dos, aburridas.

Ana: no te vayas, a ver, dinos tu idea y vemos cómo se ve. ¿Te parece Katia? Porque sin monstruo nada de lo que se planeo tendrá sentido.

Katia: está bien, pero solo acepto porque estamos perdiendo el tiempo. Si no se ve bien regresamos a la idea original y te callas. Y nunca jamás te vamos a aceptar en el equipo.

Priscilla: ¿crees que me importa estar en tu estúpido equipo? A mí me vale la tarea, solo las estoy ayudando porque su idea apesta. Se ve que no saben nada de películas de terror.

Katia: ahora resulta que tú eres la experta.

Priscilla: veo películas todos los días, tú en cambio te la pasas estudiando.

Ana: ¡ya! Hagamos la tarea y punto.

Katia: está bien.


Priscilla: ok

Ana: a ver, hagamos un ensayo de tu idea. Con todo y la máscara.

Priscilla se pone la máscara.

Katia: ¿vas a grabar?

Ana: claro, para ver si resulta.

Priscilla: (se quita la máscara) salgo corriendo de allá, tú te paras aquí como viendo al horizonte, escuchas mi lamento y volteas, al verme das un paso hacia atrás y tropiezas con la barda, ahí cortamos porque la siguiente toma será de tu cuerpo allá abajo.

Ana: yo no quiero salir, soy la camarógrafa.

Priscilla: pues no puede ser Katia porque si se muere al principio ¿cómo va a ser la reportera después?

Ana: puedes ser tú y que Katia se ponga la máscara.

Pricilla: no, yo no quiero que se vea mi cara.

Katia: ¡ay! ¿Ven? Mejor hacemos la idea original y ya.

Priscilla: Ya sé, que no se vea su cara solo la espalda, voltea así y grabas solo sus piernas. Y al tropezar que se siente en la barda, levante las piernas y ahí cortamos la toma. ¡Qué buena soy! Creo que de grande seré directora de cine.

Ana: puede resultar, pero no creas que soy tan buena con esto de hacer vídeo.

Katia: pues lo intentamos, rápido porque se hace tarde.

Ana: muy bien, todas a sus lugares.

Priscilla se pone la máscara, todas van a su lugar.

Ana: La casa embrujada, toma 3 acción.

Realizan la escena: Katia está de espaldas viendo al horizonte en la orilla de la azotea al lado de la maceta, se escucha un grito o lamento, Katia voltea, sale Priscilla con la máscara, Katia da un paso hacia atrás y golpea la maceta con su mano, se cae la maceta. Katia voltea hacia abajo de la azotea.

Katia: ¡ay Dios mío!

Ana: ¡Corte!

Katia: ¡ay Dios mío!

Ana: ya no estoy grabando.

Katia: la maceta…

Priscilla: (quitándose la máscara) ¡qué! Nadie te va a regañar por tirar una maceta. ¿Cómo se ve?

Katia: es doña Mirna, la bruja.

Priscilla: ¿qué?

Ana y Priscilla se asoman hacia abajo, gritan, en seguida las dos se sientan y bajan a Katia quien se sigue asomando.

Katia: ¿la vieron? vamos a ayudarla

Priscilla: ¿a la loca esa? Ni muerta la ayudo.

Ana: ¿estará muerta o solo desmayada?

Katia: ¡no creo que este muerta! Pero tenemos que bajar para ayudarla o llamar a la ambulancia.

Ana: una vez me pegó con la escoba sólo porque se me cayó un papel de la mochila cuando ella estaba barriendo el salón. Si está desmayada y se despierta cuando bajemos nos va a matar.

Katia: no importa que nos caiga mal, es una señora y tenemos que ayudarla, creo que le estaba saliendo sangre.

Ana: no, yo creo que no le pasó nada.

Priscilla se asoma un poco.

Priscilla: creo que sí le sale sangre. Y no se ha levantado, sigue ahí tirada.

Ana se asoma.

Ana: ¡es cierto! Se ve como una mancha alrededor de su cabeza.

Priscilla: ¿qué hacemos?

Katia: voy a ayudarla.

Ana: ¡no! De veras está loca, tú no la conoces también como nosotras.

Katia: ¿entonces?

Priscilla: nos esperamos un rato y si no se levanta tiramos su cuerpo al río.

Katia: ¿en serio? No es momento de hacer bromas, Priscilla.

Priscilla: ¡que no me digas Priscilla!

Ana: nos van a meter a la cárcel

Katia: ¡ay no seas exagerada! No hicimos nada malo.

Priscilla: nosotras no, tú tiraste la maceta. Y estabas viendo hacia la calle ¿qué no viste que venía? ¿ella te vio? Porque si te vio y despierta… ¡ay que bueno qué yo traía la máscara!

Ana: no quisiera estar en tu lugar, Katia, ojalá que esté muerta.

Katia: ¡no inventes! ¿Cómo pueden decir tantas tonterías? En primer lugar, no la vi quizá dio la vuelta a la esquina y no me vio, en segundo lugar no creo que esté muerta, y tenemos que ir a ayudarla, buscar a un adulto, no sé… llamar a alguien. Préstame tu celular.

Ana: ya te dije que no tengo saldo.

Katia: Todo fue un accidente, no me pueden culpar a mí, yo ni quería hacer esto. En todo caso la responsable es Priscilla por andar con sus ideotas.

Priscilla: siempre yo, todo yo. Pasa algo en la escuela y siempre la culpable soy yo. Tú tiraste la maceta y no me digas Priscilla.

Katia: pues así te llamas, (burlándose) ¡Priscilla, Priscilla, Priscilla!

Priscilla se enoja y se lanza hacia Katia.

Ana: ¡No se vayan a pelear! Las van a ver. ¡Cállense!



Priscilla: esta pendeja que se está llevando.

Katia: no me digas así, soy más inteligente que tú.

Priscilla: que saques 10 no significa que seas inteligente.

Ana: ¡Silencio, las dos! Necesitamos pensar. ¿Hay alguien más en la calle?

Katia: no, por esta zona ni pasa nadie. No se qué andaba haciendo la loca por acá.

Priscilla: vámonos antes de que despierte y nos vea alguien.

Katia: ¿y no vamos a saber si despertó o no?

Ana: pues si no llega mañana a la escuela es que… no despertó.

Katia: esto no puede estar pasando, solo teníamos que hacer una tarea.

Priscilla se pone a llorar.

Katia: ¿y tú por qué lloras? ¿No que muy valiente y que nada te importa?

Priscilla: no entiendes nada. A ti todo te sale bien, siempre te sales con la tuya, en cambio a mí todo el tiempo me regañan, por cosas que ni hago. A ningún maestro le importa lo que yo diga y mis papás creen que soy una tonta y me castigan por todo. Y no soy tonta y tampoco me gusta estar castigada ni portarme mal. ¿qué crees que va a pasar cuándo se enteren de esto?

Ana: a mí me van a quitar el celular para siempre.

Priscilla: ¡tú estúpido celular no importa! ¡Mi vida está arruinada!

Katia: Ana, ¡tu celular es la prueba de que todo fue un accidente! Solo tenemos que enseñar la grabación y listo. Así no regañan a ninguna, solo estábamos haciendo la tarea.

Priscilla: tienes razón. Ana, préstame tu celular y vamos a buscar a alguien.

Ana: no creo que sea buena idea, mejor vamonos y ya, cómo si no supiéramos nada.

Katia: por qué?

Ana: porque sí. La maceta se pudo haber caído sola, por el aire o yo qué sé. Si nadie nos ha visto ¿para qué vamos a decir algo? Tú lo acabas de decir Priscilla, te van a regañar.

Priscilla: no si enseñamos la grabación, clarito se ve que yo estoy muy lejos de la maceta. Dame tu celular.

Ana: no

Priscilla: dámelo

Ana: qué no.

Katia: ¡ya Ana! Dámelo a mí, o vamonos ya y enseñalo tú al primer adulto que veamos.

Ana: ¡qué no!

Priscilla le arrebata el celular.

Ana: ¡damelo! ¡es mío!

Priscilla: no te lo voy a robar, solo quiero ver la grabación

Ana: déjalo

Priscilla: ¡Ay ya Ana! ¿qué pasa contigo? ¿qué tienes aquí que no quieres que veamos?

Ana: nada. Dámelo y punto.

Priscilla prende el celular.

Priscilla: ¿en serio? ¿por esto tanto escándalo?

Katia: ¿qué es?

Priscilla: mira. (Priscilla le enseña el teléfono a Katia).

Katia: ¿te gusta Rodolfo?

Ana: no.

Pricilla: ajá, y por que no te gusta lo tienes como fondo de pantalla.

Ana: déjame en paz, dame mi teléfono.

Katia: Ana, no pasa nada, está bien que te guste Rodolfo, no tiene nada de malo.

Ana: no quiero que nadie vea las fotos, por favor.

Priscilla: ¿las fotos? ¿tienes muchas?

Priscilla y Katia se ponen a ver el teléfono, Ana se los quiere quitar.

Ana: ¡ya! No tienen derecho, es mío.

Katia: wow! Sí que estás enamorada.

Ana: (casi a punto de llorar) ya no digas nada, dame mi teléfono y no se los voy a prestar, digan lo que quieran.

Priscilla: puedes borrar las fotos y dejar solo la grabación de la tarea

Ana: no entiendes nada

Priscilla: entiendo que estás enamoradísima del chico más guapo de la escuela, que por cierto, tiene novia.

Ana: ya sé. Y no quiero borrar sus fotos.

Katia: Ana, esto es más importante que un chico o que las fotos de un chico. Por favor, ya pasaron muchos minutos y tenemos que hacer algo. Por favor.

Priscilla: por favor…

Ana: está bien, las borro y ya. Pero si alguna de ustedes abre la boca y cuenta algo de esto, les juro que las voy a…

Priscilla: ya, ya entendimos. Tampoco quiero que digan que me puse a llorar, van a pensar que soy una débil.

Katia: pero no eres débil y tienes razón no está bien que te culpen siempre. Eres muy talentosa, la verdad es que tu idea era muy buena. Solo que todo salió mal porque no me fijé que venía doña Mirna…

Priscilla: tampoco fue tu culpa. ¿Cómo seguirá?

Se asoman las dos, mientras Ana está borrando fotos.

Priscilla: ¡ya no está!

Ana: ¡qué!

Katia: no está! ¡allá va! Y parece que está bien. Ni siquiera está volteando hacia acá.

Priscilla: ¡qué buena suerte!

Ana: ¡ay y ya borré las fotos que más me gustan!

Priscilla: no te preocupes, luego sacas más.

Las tres se ríen.

Ana: me asusté mucho, creí que nos iban a meter a la cárcel.

Priscilla: yo también me asusté, pero porque me imaginé que el espirítu de doña Mirna me iba a perseguir a medianoche.

Katia: eso te pasa por ver tantas películas de miedo.

Ana: ¿te asustaste Katia?

Katia: no, ya sabía que no le había pasado nada, solo quería ir a ayudarla.

Priscilla: sí te asustaste.

Katia: ¡Pues claro! ¿quién no se asusta con algo así?

Priscilla: ¡qué mal! Hubiéramos grabado su cuerpo ahí tirado, quedaría perfecto para la historia.

Ana: ¿estás loca? Si lo llega a ver sí que nos mata.

Katia: ¿seguimos con la tarea?



Ana: ¿en serio?

Katia: pues sí, ya tenemos el inicio, solo nos falta el desarrollo, nudo y desenlace. Casi nada.

Ana: bueno, pongánse en sus lugares y ¡acción!

Priscilla: ¿saben qué? No son tan aburridas como pensaba, hasta puede que para la próxima las acepte en mi equipo.

Las tres se ríen.

FIN
¡GRACIAS POR LEER!
Espero que hayas disfrutado esta historia tanto como yo disfruté al
escribirla, no puedo agradecerte lo suficiente tu apoyo. Ser un
escritor sin lectores no tiene sentido.

Si vas a montar este texto sin fines de lucro, adelante, tienes mi autorización de antemano, pero si vas a presentar la obra de manera profesional toma en cuenta que el pago por derechos de autor suele ser del 10% ponte en contacto y podemos negociar la cantidad para que todos ganemos algo 🙂
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Tania Ruíz

Escribo esas historias sencillas que los grandes dramaturgos no tienen tiempo de contar. Lee, comenta, comparte y dale vida a estos personajes que esperan pacientemente tu llegada.

Quiero enterarme de las próximas obras
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